No hablarlo para no estamparte contra un muro de hormigón es quizás lo que en verdad esté pasando. No te avergüenza, ni estás a la espera de nada. No estoy a la espera de nadie. Y es que literalmente si hubo un primero, y fue el. Y fue el quien recorrió cada espacio, o al menos eso creí. Creí, creí, creí mal.
Uno nunca sabe lo que puede pasar en una tarde-noche de un sábado otoñal: las confesiones que tu alma puede hacerle a tu mente mientras de fondo suena Spinetta, son asombrosas. Al punto tal de darte cuenta, de darnos cuenta (mi mente y yo) que pensábamos en el como el gran descubridor. Nuestro gran descubridor: "me conoce tal cual soy: mi cuerpo, mi mente y mi espíritu" pero era mentira, pero es mentira caray. Lo amaste y pensamos, porque el también pensó, que lo conoció todo y que por haber sido el primero en hacerme el amor fue catalogado como el explorador. Fue hombre primitivo en mi cuerpo y mi corazón porque no ame antes de él, pero en verdad no quiso verme más allá de lo que sus ojos pudieron; siempre limitándose a lo exterior, belleza superficial. O quizás llegó hasta el medio, paso la piel y llego a la capa central pero aún así no logró escarbar en mi núcleo.No me conoció, no me conoce y va a conocerme, jamás. Me agrada.
¿Alguien me conocerá alguna vez? ¿Quiero que me conozcan? ¿Es que necesito que me conozcas? Quiero que me conozcas y que me hagas conocerme. A vos alma de diamante, conoceme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario