Días de diciembre

Levantarse a las dos de la tarde en una casa donde dormiste por primera vez, pasaste una linda noche con tus amigas pero empezas a dudar si fue de verdad linda o si solo le sirvió a tu mente para entretenerse un rato y no martillarse más. El techo es de madera, dormiste incomoda con una almohada proporcional a una hoja de papel y temiste toda la madrugada que por la ventana entrara algún visitante no deseado que interrumpa tu rebuscada paz nocturna. Por alguna razón te das cuenta que no vas a tener un buen día pero esa sensación se confunde con el calor asfixiante que te pone de mal humor, entonces, tu falso positivismo te hace tirarte para el lado de la segunda suposición, porque es el también quien hace que tus feos días no sean muy seguidos. Pasas una hora y media sentada en una silla, masticando unas galletitas y tomando jugo frío, hablas de películas, miras un poco de tele, te reís y tratas de esconder lo inevitable: nada va a estar bueno hoy. Juntas tus cosas y tratas de buscar el camino más largo para llegar a tu casa, necesitas caminar y no pensar más, de una vez por todas relajar tu mente! Enseguida te arrepentís de tu elección cuando te das cuenta que si bien no hay sol, el calor te va a derretir la piel. Pero seguís, total, ¿Quién te quita lo bailado? Cargas con un morral lleno de cosas que no pesan, pero ahí maldecís tu tendencia hippie porque las ojotas te queman los pies y te sacan ampollas. Como no podía ser de otra manera, fuiste todo el camino pensando, y planeando ir a comprar un regalo, te complicaste el camino de regreso de una manera absurda y lo único bueno de todo fue haberte cruzado a tu profesor de historia que siempre te saca una sonrisa. Llegas y te llenas de agua pero en seguida entra el hambre con una servilleta en el cuello, buscas en la heladera y solo hay fiambre, comes eso, no hay otra. Tenes sueño, estas molesta, todo te saca de quicio, llueve y después de una semana entera lloviendo ya no queres saber nada de la lluvia. Haces tiempo y te vas al ensayo, mira como se nota que esas en otra cosa que no te salen los agudos! Y te da bronca y te pones peor. Terminas, durante el viaje empieza a llover y lo mejor, que agradeces, se levanta una ráfaga de viento que te vuela el pelo y te afloja el cuerpo. El camino estuvo bueno: te reíste y todavía no veías nada tan oscuro, pero llegas y te dan una mala noticia, de una mala manera. Te bañas, cantas porque queres, salís, comes y ves una película, te morís de sueño pero aún así decidís no dormir, sin antes hacer una escala en la pc, pero es ahora entre medio de lágrimas y angustia, que lamentas no haber pasado de largo para la cama.